Cómo rezar con el rosario anglicano

Algo familiar, algo fresco, algo para el espíritu.

Algo familiar

A pesar de que la versión anglicano del rosario se creó temprano en el siglo XX, sus raíces se remontan a mucho más allá: al rosario tradicional católico, y también a la cuerda ortodoxa de oración. La oración con cuentas, la repetición de las palabras con el intento de oír a Dios en los silencios, es una tradición venerable en la historia de la fe cristiana. Si acostumbras orar con las cuentas en general, la experiencia con éstas se te sentirá muy familiar y cómoda; el principio es lo mismo. Por otro lado, si no tienes ninguna experiencia con este tipo de oración, te doy la bienvenida, y te aseguro que la practica es sencilla y fácil para aprender. 

Algo fresco

Lo que es distinto con este tipo de rosario es que las oraciones son más flexibles. Por supuesto es posible decir la Avemaría como en la tradición católica, o la Oración de Jesús como en la ortodoxa; ambos son opciones. Pero además, o en cambio, puedes usar líneas conocidas del Libro de Oración Común (p. ej., «Señor, ábrenos los labios, y nuestra boca proclamará tu alabanza»), de himnos queridos (« El Padre, el Hijo, y de los dos, Tú, Espíritu, al Trino Dios»), los salmos y las escrituras («¡Vengan, cantémosle a Dios, con gritos de alegría a la roca que nos salva! »), o oraciones famosos de los santos y las santas («Señor, hazme un instrumento de tu paz; donde hay odio que lleve yo el amor»). Las posibilidades son sin fin … pero si no sabes dónde empezar, podemos rezar juntos

Algo para el Espíritu

Rezar con cuentas es, en fin, un tipo de meditación. Cuando decimos las palabras en repetición, se nos ofrece una oportunidad de reflexionar sobre o sentarnos con nuestras oraciones con una profundidad creciendo. Se nos ofrece la posibilidad de oír algo nuevo de las oraciones cada vez que las rezamos. Por tomar pausas entre las oraciones, podemos sentarnos en la tranquilidad y escuchar la Voz quieta y pequeña de Dios. 

El primer paso para orar así es simplemente encontrar un espacio tranquilo (¡si esté posible en esta vida ruidosa!); tomar unos momentos de quietud, pedir a Dios que se te una a ti y que su Espíritu te guíe. Y luego comenzamos orar así … 

Las partes del rosario

La Cruz: como es traditional con las cuentas de oración en general, comenzamos con la Cruz, el símbolo de la salvación. Normalmente rezamos aquí una oración fuerte y muy familiar:  p. ej., el Credo de los Apóstoles or el Padrenuestro. Eso da una señal de nuestras intenciones claras cristianas. 

La Cuenta de Invitación: ofrecemos aquí unas palabras para marcar el tono – una oración que nos invitan a rezar con la profundidad:  p. ej.«Señor, ábrenos los labios, y nuestra boca proclamará tu alabanza». 

Las Cuentas Cruciformes: como puedes ver, estas cuentas toman la forma de la cruz, de ahí su nombre. Aquí rezamos una oración para introducir las repeticiones en las próximas cuentas, y para establecer un tema: p. ej., la alabanza, la esperanza, la tristeza, el gozo. Probablamente esta oración será un poco más larga que las siguientes. 

Las Semanas: siete días en una semana; siete cuentas aquí. Por todas las escrituras, el numero siete es considerado un numero santo, con el significado de la perfección de Dios. Con estas cuentas, generalmente oramos una frase, algo corto y sencillo, lentamente, siete veces, con pausas entre las repeticiones:  p. ej., «Bendice, alma mía, al Señor, y bendice, todo mi ser, su santo nombre». Esto nos ayuda a reflexionar en las palabras y a volvernos tranquilos/-as/-es en la presencia de Dios. 

La Cuenta del Despido: al final, usamos la última cuenta cruciforme para rezar unas palabras apropiadas para terminar nuestra tiempo de oración y entrar de nuevo el mundo: p. ej., el Nunc dimittis: «Ahora deja, Señor, que me vaya en paz …».

Un Ejemplo

La cruz

Que las palabras de mi boca y las meditaciones de mi corozón te sean aceptables, oh Dios, mi fortaleza y mi redentor. (Salmo 19:14.)

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Porque tuyo es el reino, el poder, y la gloria, ahora y por siempre. Amén. 

La invitación

Señor, ábrenos los labios, y nuestra boca proclamará tu alabanza.  

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. 

(BCP 1979, trad. 2022.)

La primera cuenta cruciforme

Bendito es el Señor, Dios de Israel, que ha venido a liberar su pueblo. Nos levantó un poderoso liberador de la casa de David, su siervo, según había prometido desde antaño por boca de sus fieles profetas, para salvarnos de nuestras enemigos, de la mano de los que nos odian. A nuestros antepasados prometió misericordia y siempre recordar su pacto santo. En la entreñable compasión de nuestro Dios, la aurora romperá y brillará para quienes viven bajo la sombra de muerte, y guiará nuestros pasos por caminos de paz.  (Lucas 1:68-79.)

La primera semana

Bendice, alma mía, al Señor, y bendice, todo mi ser, su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus bondades.  (Salmo 103:1-2.)

La segunda cuenta cruciforme

Bendito es el Señor, Dios de Israel, que ha venido a liberar su pueblo. Nos levantó un poderoso liberador de la casa de David, su siervo, según había prometido desde antaño por boca de sus fieles profetas, para salvarnos de nuestras enemigos, de la mano de los que nos odian. A nuestros antepasados prometió misericordia y siempre recordar su pacto santo. En la entreñable compasión de nuestro Dios, la aurora romperá y brillará para quienes viven bajo la sombra de muerte, y guiará nuestros pasos por caminos de paz.  (Lucas 1:68-79.)

La segunda semana

Bendice, alma mía, al Señor, y bendice, todo mi ser, su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus bondades.  (Salmo 103:1-2.)

La tercera cuenta cruciforme

Bendito es el Señor, Dios de Israel, que ha venido a liberar su pueblo. Nos levantó un poderoso liberador de la casa de David, su siervo, según había prometido desde antaño por boca de sus fieles profetas, para salvarnos de nuestras enemigos, de la mano de los que nos odian. A nuestros antepasados prometió misericordia y siempre recordar su pacto santo. En la entreñable compasión de nuestro Dios, la aurora romperá y brillará para quienes viven bajo la sombra de muerte, y guiará nuestros pasos por caminos de paz.  (Lucas 1:68-79.)

La tercera semana

Bendice, alma mía, al Señor, y bendice, todo mi ser, su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus bondades.  (Salmo 103:1-2.)

La cuarta cuenta cruciforme

Bendito es el Señor, Dios de Israel, que ha venido a liberar su pueblo. Nos levantó un poderoso liberador de la casa de David, su siervo, según había prometido desde antaño por boca de sus fieles profetas, para salvarnos de nuestras enemigos, de la mano de los que nos odian. A nuestros antepasados prometió misericordia y siempre recordar su pacto santo. En la entreñable compasión de nuestro Dios, la aurora romperá y brillará para quienes viven bajo la sombra de muerte, y guiará nuestros pasos por caminos de paz.  (Lucas 1:68-79.)

La cuarta semana

Bendice, alma mía, al Señor, y bendice, todo mi ser, su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus bondades.  (Salmo 103:1-2.)

El despido

Llega la hora, y es ahora mismo, cuando los que de veras adoran al Padre lo harán de un modo verdadero, conforme al Espíritu de Dios. Pues el Padre quiere que así lo hagan los que lo adoran.  (Juan 4:23.)

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.