La Cruz

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. 

Toquen la trompeta en Sión, y pregonen en mi santo monte;
tiemblen todos los moradores de la tierra,
porque viene el día del Señor, porque está cercano:
un día de tinieblas y de oscuridad,
un día de nube y de sombra.
«Por eso pues ahora,» dice el Señor, «vuélvanse a mí con todo su corazón,
con ayuno y lloro y llanto.»
Laceren su corazón, y no su ropa;
y vuélvanse al Señor su Dios;
porque él es tierno y clemente,
lento a la ira, y grande en misericordia.
Toquen la trompeta en Sión,
pregonen el ayuno,
llamen a congregación.
Reunan el pueblo,
santifiquen la reunión,
junten a los viejos.
Entre la entrada y el altar, lloren los sacerdotes …
y digan: «perdona, oh Señor, a tu pueblo».
— Joel 2:1-2a, 12-13a, 15-16a, 17a† 

La Invitación

Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia;
conforme a la multitud de tus piedades, borra mis rebeliones.
Lávame más y más de mi maldad,
y límpiame de mi pecado.
Porque yo reconozco mis rebeliones;
y mi pecado está siempre delante de mí.
A ti, á ti solo he pecado,
y he hecho lo malo delante de tus ojos,
porque seas reconocido justo en tu palabra
y tenido por puro en tu juicio.
He aquí, en maldad he sido formado,
y en pecado me concibió mi madre.
He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo,
y en lo secreto me has hecho comprender la sabiduría.
Purifícame con hisopo, y será limpio:
Lávame, y seré emblanquecido más que la nieve.
Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,
y renueva un espíritu recto dentro de mí.
— Salmo 51:1-7, 10

Las Cuentas Cruciformes

Cuando oren, no sean como los hipócritas;
porque ellos aman para ser vistos.
De cierto les digo que ellos ya tienen su pago.
Cuando ayunen, no sean como los hipócritas,
porque ellos se demudan los rostros para ser vistos.
De cierto les digo que ellos ya tienen su pago.
Pero tú, cuando ayunas, unge tu cabeza y lava tu rostro,
para no ser visto por los hombres.
Y tu Padre que ve en secreto, te dará tu premio.
— Matteo 6:5: 16-18†

Las Semanas

En un tiempo aceptable te he oído,
y en un día de salud te he socorrido.
— 2 Corintios 6:2

Después de la séptima cuenta:

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

El Despido

Dios de misericordia,
confesamos que hemos pecado contra ti
por pensamiento, palabra y obra,
por lo que hemos hecho
y lo que hemos dejado de hacer.
No te hemos amado con todo el corazón;
no hemos amado a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
Sincera y humildemente nos arrepentimos.
Por amor de tu Hijo Jesucristo,
ten piedad de nosotros y perdónanos;
así tu voluntad será nuestra alegría
y andaremos por tus caminos,
para gloria de tu Nombre. Amén.
&&— de BCP1979, trad. 2022

Si un sacerdote está presente, puede ofrecer la absolución. De lo contrario, el líder laico puede orar pidiendo perdón usando las palabras entre paréntesis. 

Dios omnipotente tenga misericordia de ustedes (nosotros), perdone todos sus (nuestros) pecados por Jesucristo nuestro Señor, les (nos) fortalezca en toda bondad y, por el poder del Espíritu Santo, les (nos) conserve en la vida eterna. Amén.
— de BCP 1979, trad. 2022

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. 

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